La pobreza infantil es un fenómeno complejo y
multidimensional, que va más allá de la falta de recursos económicos para
cubrir las necesidades básicas: implica también una mayor dificultad en el
acceso a servicios y una vulneración de los derechos de la infancia (por
ejemplo, a un nivel de vida adecuado, a la salud y a la educación).
En países con alto nivel de desarrollo, la relación
entre el nivel socioeconómico familiar y la prevalencia de obesidad infantil es
inversamente proporcional.
En España la pobreza infantil no es un problema
coyuntural, sino que forma parte de la estructura social, manteniéndose en
torno al 27 %, incluso antes de la crisis económica del año 2008.
El sobrepeso y la obesidad infantil se asocian a
numerosas complicaciones de salud y conforman un grave problema de salud
pública. Según datos del estudio ALADINO 2019, en España la prevalencia de
exceso de peso alcanzaba al 40,6 % de escolares (23,3 % sobrepeso y 17,3 %
obesidad).
Las tasas, tanto de pobreza como de exceso de peso, en
la población infantil de nuestro país, se sitúan entre las más altas de la
Unión Europea.
El
exceso de peso es una de las formas en las que se vulnera el derecho a la salud
de los niños en nuestro país. Se trata de una forma de discriminación
indirecta, pues en principio podría considerarse que, si la ingesta de
alimentos no está comprometida, las necesidades nutricionales de los niños
estarían cubiertas, aunque como bien sabemos, una dieta equilibrada y
saludable, ha de tener en cuenta, además de la cantidad, las propiedades de los
alimentos, y está ligada también a hábitos de ejercicio físico y sueño apropiados.
Es
por tanto necesario que el entorno familiar de los niños tenga, por una parte,
ciertos conocimientos sobre alimentación y hábitos de vida saludables; y, por
otra, un poder adquisitivo suficiente para poder llenar su cesta de la compra
con productos apropiados, y que, a la postre, generalmente tienen un precio más
elevado (en la actualidad, debido a la inflación, se podrían considerar los
productos frescos casi un lujo).
Para
que las familias tengan esta cultura y posibilidad de compra, y puedan ofrecer a
los niños una dieta saludable, han de hacer frente a múltiples factores, como
son: el nivel de renta del hogar, la situación de desempleo o empleo parcial de
los progenitores, el origen extracomunitario de los padres de los niños, la
estructura del hogar, la propia situación de obesidad o sobrepeso en los
progenitores, el peso al nacimiento, la duración con que se les haya
proporcionado lactancia materna, si asisten a un centro de educación primaria
público o privado/concertado, si este dispone de comedor con cocina propia…Por
lo tanto, podemos considerar también que se trata de una discriminación intersectorial.
Hacer
frente a un problema de tal complejidad como es la pobreza infantil y su vínculo
con el exceso de peso en los niños de nuestro país, no pasa por una solución
simple o estrategia única.
Considero
que es fundamental contribuir a la educación nutricional de los niños y sus
familias, en el ámbito escolar, centros de atención social, centros de atención
sanitaria… Con más conocimiento, se estará contribuyendo también a protegerlos
como consumidores frente a una industria alimentaria y un sector de la
restauración para la que los niños son uno de sus principales objetivos.
Desde
las administraciones públicas creo que hay que seguir trabajando en este
sentido, a pesar de que se haya avanzado en cuestiones como la publicidad o el etiquetado
de los alimentos, aún hay margen para “disciplinar” a los sectores
anteriormente mencionados.
Finalmente,
la cuestión del precio de los alimentos, también creo que debería ser objeto de
una regulación más apropiada. La Ley de la Cadena Alimentaria, debería ser capaz
de garantizar que la población tiene a su disposición alimentos sanos y seguros,
a unos precios asequibles y justos para los agricultores y ganaderos.
Bibliografía: Obesidad y pobreza infantil. Radiografía
de una doble desigualdad. https://www.aesan.gob.es/AECOSAN/web/nutricion/detalle/Obesidad_Pobreza.htm
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